El pasado Jueves día 27 de Diciembre de 2007 se proyectó por primera vez "El anónimo Caronte" en Palma. Estaba nervioso, como siempre cuando se avecina un estreno, y no sabía como acogerían el corto los de mi parroquia, que siempre son más críticos (y lo agradezco, sinceramente). Después del caos inicial (la sala se nos quedó pequeña, y tuvimos que hacer dos pases), un acalorado aplauso interrumpió a la magnifica "Barcarola" de Offenbach de los títulos finales. La sensación general era muy positiva y muchos se ocuparon de transmitirme sus sensaciones respecto a esta pequeña pieza de apenas 17 minutos. Entrañable es la palabra que se repitía más veces, y yo se que esta sensación la provoca Joan Ferrer, el auténtico protagonista de esta historia. Joan, a sus ochenta años, está viviendo una segunda juventud, y en cada estreno está deslumbrante, como un niño con su juguete nuevo. En el coloquio posterior, desató las carcajadas del público con sus lúcidas intervenciones, y sobretodo cuando, cambiando el megáfono por el micro de la sala, volvió a recitar la famosa frase de la película: "Don José Luís Rodríguez, se ruega a Don José Luís Rodriguez, que si se encuentra entre los presentes, baje al embarcadero...". Estuvo verdaderamente brillante.
Tras el estreno, improvisando en el bar de enfrente, empezó una noche del mejor copeteo entre amigos. Rafa Cortés tuvo un bonito detalle regalándome una dedicatoria de Thomas McCarthy (el director de esa joya llamada "The Station Agent"), apoyándome en mi proyecto de largo. Se lo había encontrado en Nueva York, mientras Rafa estaba promocionando otra joya, "yo". Se acordó que hace un tiempo hablamos de la espléndida película de McCarthy, y que de alguna manera era una referencia hacia nuestros respectivos proyectos de largometraje.
Tendré siempre buenos recuerdos de la noche del estreno de "El anónimo Caronte" en Palma. Una noche de cine, amigos, copas y bares clandestinos...
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